El tercer día si que madrugamos para ir a Nikko, a mi gusto y al de mis compañeros de viaje, lo más bonito del viaje. Nos dirigimos a la estación de Tokio, donde activaríamos el Japan rail pass, la oficina está justo en la venta de tíquets de JR, como es una estación enorme, id con tiempo. Les das a los empleados el resguardo del Japan rail pass y el pasaporte y ya te dan el original, os pedirán el día en el que lo activareis, en nuestro caso ese mismo día y os explican como funciona y los trenes que podéis usar, que ya expliqué en su momento. Lo único interesante es que hay vagones reservados y que no, los reservados podéis pedir asiento uno o dos días antes sino vas y buscas los que no estén reservados. No es difícil, cuando estéis en la vía apropiada, mirais el cartel y te dice los vagones reservados y los que no. Como curiosidad, os diré que son muy ordenados y justo en donde parará la puerta del tren hay una fila marcada, hacéis cola ahí.
Una vez con el Japan rail pass vais a uno de los laterales de las taquillas, donde hay un revisor, se lo enseñáis y os dejará pasar. Luego buscais la vía del destino al que vais, en nuestro caso a Utsunomiya, dos paradas antes que Fukushima, bastante conocida en nuestro días. Una vez en Utsunomiya, cogeréis otro tren local hasta Nikko. Nosotros tuvimos que correr ya que pasaba con 2 minutos de diferencia. Pero bueno, es fácil de ver con los carteles. Una vez en Nikko, vais a la izquierda de la estación y llegareis a la estación de buses que llevan a Nikko y al bosque donde habitan monos. Nosotros fuimos nada más a los templos y fuimos andando para ver el pueblo, están a unos 30 minutos andando. En el trayecto, paramos en un 24 horas y compramos onigiris (bolitas de arroz con alga y rellenas de salmón, atún u otras cosas) que estaban riquísimos.
Visitar los templos con calma, puede llevaros unas 4 horitas bien, bien y veréis lo más famosos de Nikko los tres monos indicando la primera ley budista (“no escuches el mal, na hables mal y no veas nada malo”). Una vez visto, nosotros comimos cerca de la estación de buses de Nikko, como no, Ramen por un precio asequible.
Una vez en Tokio, volvimos a Akihabara para verlo con calma, el barrio electrónico no deja indiferente, con las chicas cosplay buscando clientes, por cierto, no e dejan hacer fotos fácilmente. Muchos edificios dedicados al juego y muchos otros al manga y anime. Cuando digo edificios, son edificios enteros de una temática, no una tienda pequeñita. Allí cenamos en un sitio muy curioso y que repetimos mucho, está en un cruce de calles y enfrente un edificio de Pachinko (Tragaperras japonesas), es un restaurante que tienes que coger el tiquet en la calle de lo que quieres comer, expuesto evidentemente para los extranjeros, se lo das a los empleados y en 2 minutos lo tienes. Después de cenar y ver un poco más Akihabara, para el hotel a dormir y preparar Kioto.
Una vez con el Japan rail pass vais a uno de los laterales de las taquillas, donde hay un revisor, se lo enseñáis y os dejará pasar. Luego buscais la vía del destino al que vais, en nuestro caso a Utsunomiya, dos paradas antes que Fukushima, bastante conocida en nuestro días. Una vez en Utsunomiya, cogeréis otro tren local hasta Nikko. Nosotros tuvimos que correr ya que pasaba con 2 minutos de diferencia. Pero bueno, es fácil de ver con los carteles. Una vez en Nikko, vais a la izquierda de la estación y llegareis a la estación de buses que llevan a Nikko y al bosque donde habitan monos. Nosotros fuimos nada más a los templos y fuimos andando para ver el pueblo, están a unos 30 minutos andando. En el trayecto, paramos en un 24 horas y compramos onigiris (bolitas de arroz con alga y rellenas de salmón, atún u otras cosas) que estaban riquísimos.
Visitar los templos con calma, puede llevaros unas 4 horitas bien, bien y veréis lo más famosos de Nikko los tres monos indicando la primera ley budista (“no escuches el mal, na hables mal y no veas nada malo”). Una vez visto, nosotros comimos cerca de la estación de buses de Nikko, como no, Ramen por un precio asequible.
Una vez en Tokio, volvimos a Akihabara para verlo con calma, el barrio electrónico no deja indiferente, con las chicas cosplay buscando clientes, por cierto, no e dejan hacer fotos fácilmente. Muchos edificios dedicados al juego y muchos otros al manga y anime. Cuando digo edificios, son edificios enteros de una temática, no una tienda pequeñita. Allí cenamos en un sitio muy curioso y que repetimos mucho, está en un cruce de calles y enfrente un edificio de Pachinko (Tragaperras japonesas), es un restaurante que tienes que coger el tiquet en la calle de lo que quieres comer, expuesto evidentemente para los extranjeros, se lo das a los empleados y en 2 minutos lo tienes. Después de cenar y ver un poco más Akihabara, para el hotel a dormir y preparar Kioto.
By Naïm
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